La
educación es el proyecto que permite formar a personas con capacidades más
humanas, más desarrolladas para prestar servicio a los demás, que formen parte
de sociedades democráticas. Por eso la educación es una fuente de riqueza tanto
para el individuo como para la sociedad y por eso tanto los estados como las
instituciones ven en la educación el verdadero motor de desarrollo de un país,
dedicando cada vez más esfuerzo y tiempo, en la planificación de sistemas
educativos.
Pero
esto no ha sido siempre así. A grandes rasgos, repasando el desarrollo de la
sociedad en los últimos siglos podemos hablar de algunos acontecimientos que
influyeron decisivamente en la forma de concebir la educación. Durante siglos
en la sociedad de la Europa occidental, enseñanza solo estaba permitida para
una pequeña parte de la población, las clases nobles y los religiosos. La gran
mayoría de la población no sabía leer ni escribir y lo más parecido a la
cultura que tenían, era a una mezcla de costumbres tradicionales (de
transmisión oral) y de información, previamente filtrada que era casi en su
mayor parte doctrina impartida por religiosos, monjes o párrocos.
En el
Renacimiento, los descubrimientos sobre el Universo hicieron cambiar la
concepción del mundo. Aumentó el interés por la cultura, por la belleza, por la
vida intelectual. La invención de la imprenta hizo que la información llegara a
más personas. Las ideas se generalizaron, se distribuyeron sobre todo entre la
alta burguesía que se convirtió en protectora del arte y la cultura. Pero la
enseñanza seguía sin estar reglada y solo las personas de las clases altas
podían acceder a ella, como regla general.
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