La influencia del clima educativo familiar vendría dada por el grado de comunicación que exista, por las relaciones afectivas que se establezcan, por la actitud frente a los valores, entre otras. Un clima familiar positivo favorece la formación de personas maduras y estables, mientras que un clima familiar negativo promueve inadaptación e inseguridad.
El papel de la familia en la educación y en la transmisión de valores a los hijos es determinante en el desarrollo y crecimiento de estos como seres autónomos responsables. Los padres transmiten con su comportamiento un estilo de vida, creencias y actitudes que influyen en sus hijos a la hora de conformar su propia visión del mundo.
En definitiva dentro de la familia adquirimos muchos elementos de protección que nos hacen menos vulnerables a las presiones externas y a otros factores de riesgo.
En definitiva dentro de la familia adquirimos muchos elementos de protección que nos hacen menos vulnerables a las presiones externas y a otros factores de riesgo.
En los últimos 15 años el concepto tradicional de familia ha sufrido grandes cambios a consecuencia de los cambios sociales que se han producido, como la incorporación de la mujer al mundo laboral, el aumento de las familias monoparentales por separaciones y divorcios, la disminución del número de hijos y el hecho de que estos prolonguen su estancia en el domicilio familiar.
Pero que se hayan producido estos cambios no significa que la estructura familiar esté en crisis o tienda a desaparecer, ni tampoco que se esté dando una compleja ruptura generacional. Se trata de adaptar las pautas de funcionamiento y relaciones familiares.
Otro elemento destacable es que las relaciones entre la escuela y los padres está dañada y esto produce incoherencias que dificultan la misión educativa de ambas partes.
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